Lo primero es saber que una intervención psicológica puede ser de muchas maneras. Hay desde orientaciones y consejo breve, para situaciones muy puntuales, hasta terapias que pueden durar años e incluso, ser necesario el trabajo con otros profesionales, como psiquiatras, pedagogos, trabajadores sociales, etc.
El tipo de terapia depende de varias cosas como:
Preferencia del consultante, tipo de problemática a abordar y su gravedad (tiempo de duración, situaciones complicadas, etc.), orientación del terapeuta e incluso la disponibilidad.
Recuerda: no a todos nos sirven las mismas cosas; una recomendación de un amigo o familiar puede no ser adecuado para ti, aunque sea perfecto para ella.
Vamos por partes
Lo primero, sería definir el problema o situación que quieres tratar en consulta. A veces es algo muy específico, como cambiar un hábito, una fobia, un duelo, problemas en las relaciones, etc. Otras veces es algo más sutil, cuando simplemente sientes que algo va mal o que podrías estar mejor.
Es importante que realices una autorreflexión a conciencia. Actualmente está muy difundida la idea de la ansiedad y la depresión o de las relaciones tóxicas. Esto propicia que tendamos a englobar muchos síntomas en estos diagnósticos y lleguemos con la clara idea de que tenemos ansiedad, cuando puede ser un problema de sueño o algún trastorno de la personalidad, por ejemplo.
Por ello, recomiendo que analices profundamente qué áreas de tu vida son las que están siendo afectadas, qué actitudes, comportamientos, pensamientos y sentimientos son los que quieres modificar. También es importante que tengas en mente que estas apunto de realizar una inversión, de tiempo y dinero que puede no ser sencilla, pero será de mucho beneficio. No comiences una terapia si no estas en condiciones de continuarla de manera disciplinada, si no tienes la solvencia económica o la disponibilidad de tiempo.
Respecto a lo económico, es una gran limitante. Existen centros de salud pública donde el servicio es gratuito o muy económico, sin embargo, las sesiones son limitadas, cortas y saturadas, por lo que iniciar el servicio puede tardar hasta dos meses ☹ urge aumentar la disponibilidad de salud mental de calidad.
Pero bueno, sigamos.
Una vez que identificaste qué es lo que perturba tu vida, podemos dar el siguiente paso, que es buscar a la psicóloga (o) adecuado para ti.
Lo primero será tener en cuenta:
- La problemática y el tipo de terapia más efectiva para ella (más adelante les cuento de las corrientes principales)
- El costo. Hay que tener en cuenta que las sesiones, en promedio, son semanalmente y pueden ser de 10 a unas 20 sesiones (o más según sea el caso), con promedio de $500 por consulta (fácilmente puedes encontrar alguna que se ajuste a tu presupuesto y también hablar con la psicóloga sobre la frecuencia de las sesiones)
- La ubicación del consultorio. Actualmente son comunes las sesiones online y dan buenos resultados en general. Sin embargo, en mi experiencia, les recomiendo muchísimo las sesiones presenciales. Es importante que la ubicación te sea conocida, cómoda y cercana. Dentro de las reglas de las consultas se suele prever que, en caso de falta sin aviso, no hay reembolso y en caso de retardo, el tiempo no se repone, es decir, si llegas 20min tarde a una sesión de una hora, tu sesión sería de 40minutos.
- El terapeuta. En principio, siempre pide la cédula profesional y, de preferencia, decántate por profesionales que tengan estudios en universidades reconocidas. La carrera de psicología es una de las que tiene más egresados de escuelas patito que no siempre tienen la mejor formación, ojo, la procedencia tampoco asegura un adecuado conocimiento y manejo. Procura que, en lo posible, tenga algún estudio de posgrado (maestría, diplomados, prácticas) en la problemática que deseas tratar. Más allá de los títulos y experiencia que tenga, es importante que te sientas cómoda con tu psicóloga. Tanto en su forma de expresarse, el tono de su voz, su rostro y la manera en que te mira, todo. No con afán de prejuicio, si no, de confort para ti. Quizá te sientas más cómoda con una mujer mayor que con un hombre joven, por ejemplo, es algo muy personal. Ten en cuenta que, si bien siempre habrá respeto, confidencialidad y profesionalismo, en la consulta, probablemente serás vulnerable en temas muy íntimos, por lo que es importante que te sientas completamente cómoda con la persona que tienes enfrente y que, seguramente, te verá llorar como bebé.
Ahora sí, hablemos de los enfoques y las problemáticas más comunes que atienen
La primera es la conductual, a secas. Estos profesionales están enfocados en modificar conductas, generar nuevos hábitos y comportamientos. Tienen gran éxito en situaciones como fobias, adicciones, problemas de sueño, comerse las uñas, procrastinar, y todo aquello que se refiere a moldear el comportamiento. Las terapias son cortas y es raro que se profundice en pensamientos y emociones.
De ella surge la reina del baile (actualmente), que es la orientación cognitivo-conductual. Es la más famosilla porque tiene harta evidencia científica. En ella no solo se modifica el comportamiento, si no que se trata de reestructurar el pensamiento; de modificar pensamientos dañinos haciéndolos más adaptativos. Tiene gran evidencia en la mayoría de las problemáticas, ansiedad, depresión, duelo, problemas de personalidad, etc. Las sesiones suelen ir de 10 a 20, aprox. Se valen de herramientas, técnicas, tareas, pruebas psicométricas, metáforas etc. Gira en torno a la situación identificada, evaluando el comportamiento y los pensamientos asociados, para modificarlos.
Dentro de esta corriente, actualmente se están desarrollando las terapias cognitivo conductuales de tercera generación, que retoman la reestructuración cognitiva, pero también ponen de relieve aspectos más sutiles-humanistas-contextuales. En ellas vemos TAC, la TAC, Dialéctica, etc. Muchas de ellas toman la filosofía oriental como fundamento conceptual. Pj. La TAC, ya no busca como tal una reestructuración cognitiva más que una aceptación de las circunstancias. Usan técnicas como la meditación, mindfulness, imaginería guiada, sesiones teóricas, tareas, etc.
Los humanistas son otra corriente importante, ellos no solo se centran en una problemática específica, si no que velan por la autorrealización personal. Por impactar en todas las áreas de la vida de la persona. Los psicólogos humanistas son bien chidos, por que permiten una relación más cercana, en la que ellos expresan sus propios sentimientos y vivencias como parte de la orientación. Usan técnicas como la bioactivación (música, baile, arte), psicodrama, etc. El fin es conectar con lo esencial y acrecentar la autorrealización, potenciando las virtudes del consultante. Ocupan muchas de las herramientas de la psicología positiva, que se centra en las fortalezas y no en el problema o las carencias.
La terapia sistémica es generalmente usada en problemáticas que implican interacciones íntimas, como la pareja o la familia. Es común que estas sesiones sean con varias personas, aunque también puede ser de manera individual. En ella se analizan los patrones de interacción entre los miembros. También se centra en un problema específico y su meta es modificar las conductas que generan dicho problema, sin profundizar mucho en las dinámicas personales internas de cada miembro.
Por último, tenemos al psicoanálisis. Por alguna razón, es bastante odiado. Y claro, el psicoanálisis clásico u ortodoxo es extraño y poco aplicable actualmente, aunque aún hay psicoanalistas completos ejerciendo (y suelen ser muy buenos!). El psicoanálisis clásico se lleva a cabo de manera casi unidireccional. El paciente llega y habla y habla sin que el terapeuta intervenga; es el clásico diván donde el consultante ni siquiera ve al terapeuta. Éste solo dirige la sesión con pocas intervenciones sobre asociaciones importantes en el discurso del paciente. Se busca identificar el origen de ciertos pensamientos o comportamientos (en los primero s años de la infancia; las relaciones con los padres guardadas En el inconsciente). Estas sesiones son largas y costosas (desde 1000 la sesión, hasta 3 años, mínimo una vez a la semana). Sin embargo, actualmente hay terapias de psicoanálisis moderno, en las que el terapeuta interviene más, y son más accesibles. Si bien, su fin sigue siendo descubrir el origen de las cosas.
Ahora, en realidad es difícil que encuentres a un especialista que realmente aplique una de estas corrientes al pie de la letra. La mayoría solo son un revoltijo de teorías; verás terapeutas que se denominan cognitivo.-conductuales preguntándote por tu infancia y humanistas dejándote tarea. Por eso, es importante que les pidas su experiencia y trayectoria. Ya que, una práctica desorganizada puede conllevar poco avance en las sesiones.
Existe la terapia INTEGRATIVA, que, efectivamente, toma elementos de todas las orientaciones según la necesidad. Tiene sus pros y sus contras. Por un lado, tiene mayor flexibilidad pero por otro, menor profundidad. Los terapeutas integrativos tienen estudios de posgrado en terapia integrativa.
Entonces, como algoritmo general yo diría que buscar Psicólogo es:
- Decidirlo, hacer el espacio e idenficar tu presupuesto
- Identificar la problemática que quieres trabajar y decantarte por un enfoque
- Evaluar opciones CERCANAS y dentro de tu presupuesto. Puedes ocupar buscadores como Doctoralia o Google
- Checar la experiencia del terapeuta
- Ver su perfil y “que te de buena espina”
- Identificar las opiniones del terapeuta
- Agendar cita, hacer un primer contacto y sentirte cómoda
- Ir a la primera sesión y re-evaluar si es confortable
Ten en cuenta que a una sesión psicológica no vas a platicar o a desahogar tus penas; vas a modificar tu vida. Por ello, la guía y herramientas que el terapeuta pueda aplicar correctamente son invaluables. Si no ves mejoría en las primeras 2 sesiones, reevalua.
No dejes todo en manos de tu psicóloga, es una relación bidireccional, se abierta y sincera, si algo va mal, coméntale, si algo no te agrada, coméntale. El chiste es que veas mejoría y aprendas a gestionar tu vida.