Aunque la palabra “Karma” etimológicamente significa “acción” y engloba las consecuencias de las acciones que hemos realizado, no existe una definición concreta que pueda explicar la sutileza y profundidad de lo que implica…
Es fácil caer en el entendimiento popular, erróneo y simplista de que el karma son las consecuencias directas de nuestras acciones. Como los videos de “karma instantáneo”, donde una persona patea intenta patear un perro pero termina resbalándose…
Si bien el Karma sí plantea la idea de las consecuencias de nuestras acciones, es importante puntualizar que el karma va más allá de la dualidad de bien y mal; es decir, no es una cuenta mágica que un ser cósmico va llevando de las veces que actuaste “bien” y las veces que actuaste “mal” para poder llegar al equilibrio castigándote o dándote bendiciones después de una mala racha.
Muchas veces las personas tienen miedo cuando les pasan cosas buenas, porque sienten que “pronto llegarán las cosas malas para compensar”; en un mal entendimiento del Karma.
De manera simple, podemos definir el karma como la memoria de la(s) vida(s). Para entenderlo mejor, podemos introducir el término de “huellas kármicas”.
Haré una precisión que me parece importante; El cerebro se construye de hábitos. No sólo nos acostumbramos a reaccionar de cierta forma, si no que nos acostumbramos a percibir la realidad de cierta forma también. Dependiendo de aquello con lo que “alimentemos” el cerebro, éste tendrá una tendencia a percibir e interpretar la información de una forma u otra.
Por ejemplo, pensemos en un niño que ha sido maltratado y otro que ha recibido una crianza adecuada. Cuando de adultos, comparten la misma universidad, las mismas materias, es más, son roomies; Es decir, el contexto actual es muy similar, aún así la persona que sufrió maltrato, tendrá una mayor predisposición a percibir el mundo como hostil, por que su cerebro se acostumbró a interpretar así los hechos. Una discusión, para él puede ser un ataque personal muy doloroso, mientras que para su compañero puede ser sólo una petición algo brusca.
La forma en la que interpretamos la realidad da como resultado un actuar específico; nos da una tendencia a actuar de una u otra forma. Cuanto más reforzamos esta manera de interpretar y estas acciones, más nos vamos “encerrando” en un tipo de pensamiento-acción.
Las huellas kármicas, son estas semillas de tendencias que hemos cultivado por años, por vidas. Son las que nos decantan a actuar de una u otra forma, y por ende, a percibir de uno u otro modo los resultados de nuestras acciones y que siguen presentes mientras sigamos inmersos en el Samsara; esta existencia de sufrimiento cíclico.
Entonces, el karma es este cúmulo de tendencias que nos orillan no solo a un actuar específico, si no a interpretar las consecuencias de estas acciones de una u otra forma. Hay karma virtuoso o positivo (que da alivio, paz, beneficio), karma no virtuoso o negativo, que hiere y causa sufrimiento y hay karma neutro, aquel que genera un buda, cuyas acciones van más allá de la dualidad; no acumula tendencias ni a un lado ni a otro.
Cuantas más acciones realicemos en uno u otro sentido, más grande se vuelve este cúmulo, este karma.
Otro punto importante, es que la “acción kármica”, es decir, aquella que genera karma, puede ser física, mental, emocional, energética, etc.
Ahora, esta “cuenta” de positivo y negativo, no es un castigo o una balanza, que si pasa algo bueno necesariamente va a pasar algo malo para compensar. Ni es que si haces algo malo te van a castigar por ello. La “cuenta” va más orientada a qué tanta consciencia ganas o pierdes en relación a tus acciones y sus consecuencias. Si antes estabas acostumbrado a interpretar el mundo como hostil, reaccionabas violento y generabas karma negativo (es decir, que aumentaba la tendencia a ver y generar sufrimiento); pero ahora cambias tu perspectiva y tratas de dirigirte a las acciones compasivas, que alivian el sufrimiento, bueno empiezas a dejar de acumular karma negativo y tu tendencia es cada vez mayor a ver bondad y actuar en pro del bienestar.
Este cúmulo de tendencias, en la tradición tibetana, se mantiene por todas nuestras reencarnaciones, por lo que, si en este momento gozas de fortuna, es por que en tus otras vidas te has procurado karma positivo, pero si en esta mal gastas la oportunidad de seguir cultivándolo, podrías volver a generar karma negativo.
El “punto” es llegar a no crear karma alguno, que nuestro paso por la existencia sea neutral. Pero estamos lejos de eso por ahora.
Ahora bien.. No todas las acciones generan karma. Para que una acción genere karma, debe ser una acción completa, que tiene cuatro características:
- Intención
- Acción
- Consecuencias
- Evaluación
Por ejemplo, si vemos un caracol y decidimos pisarlo por que nos gusta como cruje el caparazon, ya tenemos una clara intención de realizar la acción (Primer punto)
Si lo pisamos, realizamos la acción (segundo punto)
Si el caracol muere, vemos consecuencias (paso 3)
La evaluación es, despues de pisarlo, como nos sentimos, si nos dio gusto o risa…
Eso fue una acción completa y generó karma negativo porque causo sufrimiento.
Si caminamos por el pasto y pisamos un caracol sin querer, no hubo intención; no hay acumulación karma (más bien, el pobre caracol pagó su propio karma)
Ahora, si era nuestra intención y lo hicimos, pero después nos arrepentimos genuinamente, tampoco hay karma.
Pero ojo que EXISTIÓ un karma que llevo a esas condiciones, a que ocurriera esa acción; karma pasado nos ha hecho sufrir por pisar un caracol, pero pisarlo no nos genera karma.
Algo importante es que, muchas veces, la mayoría de las veces, estos procesos ocurren fuera de nuestra consciencia; ni siquiera somos conscientes de nuestras intenciones, pero existen. Por ello es tan importante la introspección, la meditación, la calma mental.
Por último, es buena idea identificar qué acciones son positivas y nos ayudarían a encaminarnos hacia generar karma positivo;
Es algo muy importante y de lo que más se huye. Las personas quieren placer rápido, concreto, duro. Si les hablas de seguir una conducta ética se espantan. Quieren atajos para ser iluminados pero mantener sus conductas destructivas o de autoengaño… En este camino, si relamente quieres una transformación, hay cosas que debes soltar y cosas que debes adoptar. Solar conductas dañinas y adoptar conductas de bienestar. Me gustaría hacer otra serie sobre “los pilares del camino espiritual” ¿Les gustaría?
Bueno,
Más allá de la moralidad, de definir qué conducta específica es buena y cual es mala, es mejor determinar las características de una acción virtuosa. Según la persona y el contexto, una misma acción puede ser dañina o virtuosa.
En general, los criterios de una conducta óptima son:
- No causa daño o sufrimiento a ti ni a otros seres
- Causa un beneficio no solo a ti si no a otros
- No produce arrepentimiento
- Te permite tener una vida sana, dormir.
Propongo que identifiques las conductas que has notado que generan sufrimiento, puede ser mental, físico, incluso energético. Juzgar a otros, aunque “no se sepa”, te daña a ti…
Ve a la introspección y nota aquellas conductas mentales o físicas a las que te aferras aún sabiendo que causan daño. Entiende que no es algo intrínseco de ti, no estas roto o descompuesto; es algo universal, complejo, y que se ha ido incrementando con el tiempo, pero no es parte de ti. Nuestra naturaleza es clara, sin duda, y llena de amor, pero estamos velados por tantas capas de sufrimiento que lo hemos olvidado. Necesitamos disciplina para librarnos de esos velos y volver a la naturaleza prístina de nuestra mente y vida.